jueves, 13 de agosto de 2009

El niño de hoy es el hombre de mañana

En mis reflexiones de hoy te quiero traer una página de mi libro "La Nueva Edad", edición digital que puedes consultar en editorial Libros en Red,http://www.librosenred.com/, sección ensayos, o en autor, letra o. También puedes pedirlo en "Impresión bajo demanda" y te lo envían como libro impreso en papel a tu domicilio.


Allí te digo: (pag. 224)





"Se trata hoy de armonizar las responsabilidades de los adultos -personas formadas- con las necesidades del niño, persona en formación.
El imperativo es dar una nueva dimensión a la infancia, entendiendo que el niño de hoy es el adulto de mañana. Esto que suena como una verdad de perogrullo no es tal: nos centra en el problema. En la crisis de la sociedad posmoderna, tan maltratada y deteriorada, corregir las desviaciones en que hemos caído buscando un futuro más sano, constituido por hombres espiritualmente más centrados en si mismos, integrados en un sistema de convivencia solidaria y respetuosa de su dignidad de personas.
Hoy, es una sociedad de adultos predominantemente neuróticos, constituidos en familias destruidas o enfermas que ven al niño como un fastidio, al que se lo maltrata o abandona "para sacárselo de encima" o al que se lo modela abusivamente obligándolo a ser "el niño bueno y obediente" que me hace quedar bien con los otros.
Es una tarea de educación. Una educación en la que padres y adultos se sientan modelos formativos.
Hoy no hay lugar para una sociedad que le brinda al niño como escuela una televisión que lo deforma psicopáticamente y un estilo de vida a copiar de los adultos apoyado en la mentira, el prejuicio, la prepotencia, el afán material por el dinero y el goce hedonista y material. Una sociedad de adultos donde todas buscan el éxito pisoteando al prójimo con la ley del más fuerte, y ocultan el fracaso con el ocultamiento cobarde y el sometimiento indigno. El cuartel imperante es el del mal, el odio, la mentira, la suciedad y la injusticia.
El niño que anhela insertarse en este modelo de vida se convierte en un rebelde marginado o en un sometido enlatado en el establishment como sardina entre otras sardinas uniformemente apiladas en un todo homogéneo en el que no se distingue un individuo de otro. Propósito de la aldea global diseñada para un mundo uniformemente mercantilizado de consumidores de una publicidad habilmente marketinizada.
Por eso es imperativo que para sanar al hombre de mañana debemos sanar al niño de hoy, saneando las instituciones intervinientes: la familia en primera instancia, la escuela, las instituciones barriales, organizandolos en sistemas abiertos contenedores en los que las norma básicas sean libertad con autodisciplina, verdad sin prejuicio ni condicionamientos y amor de convivencia. Donde los otros sean un significante, un hermano y amigo y no un adversario y un enemigo a destruir. Un hermano con quiera compartir (compartir: "partir el pan con") en el seno de una gran familia ampliada en la convivencia social.
El objetivo es el edúcere, (el sacar lo que hay adentro) que libera en cada niño los potenciales de su creatividad: asombro, entusiasmo, atrevimiento, y no domesticado por un proyecto adulto que lo sistematiza en un producto uniforme, standard.
El niño, ávido de incorporarse a la vida, aprende todo el tiempo, experimenta, se atreve, incorpora pautas pero sobre todo desarrolla pautas propias... si lo dejan.
Los adultos tienen que aprender que son modelos. Si son veraces, disciplinados, llenos de amor y no de odio, de paz y no de violencia, el niño aprenderá a ser veraz, disciplinado, amoroso. Aprende a amar la verdad y respetar el prójimo. Padres violentos, irascibles, pegadores, taimados y mentirosos siguen (y enseñan) la falsa filosofía del "haz lo que yo digo y no lo que hago". Su modelo enfermo se transmite por "ósmosis" y sólo producirá hijos tan inevitablemente deformados como ellos.
Estos son los nuevos paradigmas a buscar. El resultado, si lo logramos hoy, será un "darse cuenta" en lugar del "da lo mismo".





No hay comentarios:

Publicar un comentario